Ficha |
Formato 14 x 20 cm, 128 páginas, ilustrado, a un color. |
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“Cuentos para niños de 8 a 108 - III (4º edición – 2006),
Este tomo continúa con la difusión de valores y rescata la importancia de la esperanza y la ilusión en la vida cotidiana.
La obra de tapa es de la pintora Norma Cistaro.
Las ilustraciones interiores son de Norma Cistaro, Ludovico Pérez y Gabriel Ignacio Cortina.
El prólogo fue escrito por Pancho Aquino.
Maestra y mamá
Publicado
en: “Cuentos para niños de 8 a 108-III”
Mi mamá me contó que cuando ella era chica mi abuela
la cuidaba muchísimo; sí claro, como todas las mamás
y que compartían un montón de cosas: desayunaban,
armaban las camas, hacían las compras, lavaban los platos
y la ropa, y se ponían lindas para esperar al abuelo cuando
regresaba del trabajo.
Pero lo que más le gustaba a ella eran las caricias y los
consejos que su mamá le daba, consejos que hicieron que mi
madre sea la mejor del mundo.
Ayer le pregunté: ¿Por qué ahora es distinto,
por qué no estamos más tiempo juntas para que me enseñes
a vivir?
Mami me miró y su cara se puso triste, me ayudó a
vestirme y juntas salimos a la calle, yo para el colegio y ella
a su trabajo; al despedirnos me dio un lindo beso y me dijo: “Te
quiero, a la noche nos vemos”.
Mientras caminaba pensé que mami tiene que trabajar porque
papá busca y busca pero no consigue nada y tenemos que pagar
la comida, mis estudios y todo lo demás.
En la puerta del colegio me recibió mi Seño y en ese
momento la vi de una manera diferente, me abracé a sus piernas
con mucha fuerza porque me había dado cuenta de que ella
era la mamá de sus hijos y de todos sus alumnos, comprendí
sus retos, sus palabras, sus consejos, entendí que yo iba
a ser una buena persona por el ejemplo de mis padres y por las enseñanzas
de mi querida maestra.
Sin dejar de abrazarla, levanté la vista hacia sus ojos húmedos
y brillantes y con voz llorosa, pero feliz, le dije:
“Si alguna vez me equivoco y en vez de Seño te digo
mamá, por favor no te enojes, te quiero tanto, que me puedo
equivocar”
Se buscan...
Publicado en: “Cuentos para niños de 8 a 108-III”
Mujeres y hombres de buena voluntad
que quieran trabajar por la patria.
REQUISITOS
Sin distinción de raza, credo o nacionalidad.
Sin límites de edad.
Con respeto hacia los ancianos y a sus palabras.
Para quienes la educación y la niñez sean prioridad.
Ser honesto y que sus amigos también lo sean.
Sin ansias de poder, honores o riquezas.
Horario de trabajo: permanente.
INDISPENSABLE
Que su corazón se emocione
al ver flamear nuestra bandera.
SE OFRECE
Un sueldo que le permita vivir con dignidad.
Título de “Patriota”, otorgado por el pueblo.
Este título le permitirá al portador
transitar por todo el territorio del país,
recibiendo el saludo y el agradecimiento
de todos sus compatriotas,
y para que sus familiares y amigos
puedan nombrarlo sin temores y con orgullo.
¡ULTIMA OPORTUNIDAD!
HAY MUCHAS VACANTES
Dirección:
Cualquier rincón de la patria.
Fecha de inicio
En este mismo momento.
Todos los responsables
de la situación actual de nuestro país:
¡ABSTENERSE!
Niños, madres, maestros, jóvenes,
amantes de los colores de nuestra bandera
¡ATREVERSE!
El lobo
Publicado en: “Cuentos para niños
de 8 a 108-III”
Todos los pastores, en la vieja aldea, estaban muy preocupados;
cada noche una jauría de lobos salía de sus escondites
para atacar a las indefensas ovejas, dejando a varias de ellas muertas
o malheridas.
Los vecinos no podían vigilar los extensos campos de pastoreo
y además sentían miedo pues pensaban que ellos también
podían ser agredidos, por eso, decidieron reunirse en un
claro del bosque, para buscar una solución definitiva a esa
desgraciada situación.
Estuvieron conversando varias horas, sentados alrededor de una fogata.
La noche era especialmente bella, la brisa hacía temblar
las llamas suavemente y la luna, perfecta en su redondez completa,
alumbraba el lugar.
Finalmente los vecinos llegaron a un acuerdo, había que exterminar
a la jauría asesina, encontrando la forma más eficaz,
con armas, trampas o venenos y cuanto más rápido,
mejor.
Entonces pidió la palabra un pastor que vivía en las
afueras y no aparecía muy seguido por el pueblo, era Ramón,
un hombre bueno y respetado, aunque solitario y algo extraño.
-Yo no acepto que los matemos, ellos sólo buscan comida y
por eso matan, igual que nosotros. Propongo que cuando carneamos
las ovejas, juntemos los sobrantes y se los dejemos a los lobos
para que se alimenten. Si están satisfechos no se acercarán
a los rebaños.
Algunos se fastidiaron y otros se rieron ante la inocencia del buen
hombre; la propuesta no fue aceptada y se decidió eliminar
a los lobos.
Terminada la reunión, cada uno fue rumbo a su casa, todos,
menos Ramón, él tomó el camino que conducía
al bosque.
Cuando Ramón llegó hasta donde estaban los lobos,
la luna llena había perdido su brillo, por eso nadie vio
cuando lanzando fuertes aullidos, apoyó sus manos y sus rodillas
en el suelo, transformándose en un lobo más.
Luego se unió a los otros y partió con ellos hacia
la aldea, a matar ovejas para comer, como siempre.
Y nadie volvería a ver por el pueblo al bueno de Ramón...
hasta la próxima luna llena.
Las teclas negras y blancas de un piano nos dicen que hermanados
podemos ejecutar el mejor concierto. Nadie puede elegir el color
de su piel.
A veces, en el deporte de la vida, la verdad comienza perdiendo,
pero, al final, siempre se lleva los laureles.
Si todos fuéramos como Cristo, Cristo no existiría
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