Pato Lagunero
Publicado en: “Simplezas” Edición 1996
Mi vida de pato lagunero era normal, volaba y corría sobre el agua, me sumergía buscando peces para alimentarme y lo conseguía fácilmente metiendo la cabeza bajo el agua para ver los cardúmenes y elegir.
Cuando algún bote de pescadores se acercaba, los patos, gaviotas, gallaretas y otras aves de la laguna levantábamos vuelo, golpeando el agua para espantar a los peces.
Pero hubo un día diferente.
Un hombre se acercó muy despacio, solo, en silencio, tiró el ancla, preparó la caña y comenzó a pescar. ¡Bah!, a querer pescar.
Me apenó verlo solo, casi triste, así que me acerqué al bote nadando suavemente, muy alerta, pero nada ocurrió, sólo me miró y sin darme importancia siguió en su tarea.
Entonces, de mi pico brotaron palabras. Nos miramos, incrédulos y sin embargo, luego de la sorpresa , comenzamos a charlar.
Me contó que él era un fracasado, que nada le salía bien y por ese motivo pescaba solo, no tenía amigos y se notaba que no sabía pescar.
Me pareció honesto, bondadoso y tan desamparado que decidí ayudarlo y convertirlo en triunfador, aunque más no fuera en la pesca.
Así que cada vez que mi nuevo amigo entraba con su bote a la laguna estaba yo esperándolo para indicarle el lugar exacto del pique.
Contento, con su bolso lleno de pescados, dejaba la laguna al caer la tarde,
Una y otro vez. Nadie podía creerlo.
Me contó que otros pescadores querían ser sus amigos, pero él prefirió seguir solo.
Yo lo esperaba, lo extrañaba.
Una mañana lo vi en la orilla, rodeado de gente.
Con curiosidad me acerqué y pudo oírlo relatar sus técnicas de pesca, daba explicaciones, teorías, tácticas. Todos escuchaban en silencio, en especial dos niños , asombrados por tanta sabiduría en el arte de la pesca.
Uno de ellos se acercó a mi amigo y le preguntó si no lo podía llevar en el bote. Se negó con una inventada excusa y se adentró en la laguna esperando que yo fuera a su encuentro.
Allí fui. Al verme ya no tuvo soberbia. Comenzamos a charlas y entonces me pidió que fuéramos rápido al lugar donde estaban los peces pues había mucha gente afuera y quería demostrar su habilidad.
Me di cuenta de que me había equivocado al elegirlo como amigo y se lo hice saber. Se molestó mucho y me pregunto por qué.
- Porque querías ser triunfador, tener amigos, y pudiste tenerlos, aprender a compartir. Pero fuiste egoísta y mentiroso, por lo tanto no quiero tu compañía.
Levanté vuelo y me perdí entre los otros patos.
Salió de noche, sin pescar nada.
Los que esperaban se sintieron desilusionados y él se alejó, serio y triste.
Seguí viéndolo durante algún tiempo.
Entraba con su bote y hacía algo que, para todos, era muy curioso: le hablaba a cualquier pato que estuviera cerca, a veces a los gritos.
Me daba pena, quería acercarme, pero me alejaba, escuchando su voz, pidiéndome perdón..
Un secreto
Publicado en: “Simplezas” Edición 1996
La quise desde siempre pero ella nunca lo supo.
Los años fueron pasando y yo seguí muy de cerca su vida, sus noviazgos, su casamiento. Estuve a su lado cuando nacieron sus hijos y hasta fui el padrino de uno de ellos.
Su rostro se iluminaba cuando me veía, su sonrisa me turbaba.
Yo la amaba pero ella no lo sabía. Era mi amor imposible.
Nunca me casé, quería vivir para ella. Sus niños me llamaban tío, me querían, era parte de la familia.
Jamás me atreví a insinuarle nada acerca de mis sentimientos y nos fuimos volviendo viejos y un día ella se enfermó...
Todo pasó muy rápido, todos sabíamos que moriría pronto.
Fui a verla y me quedé largo rato a su lado, ya no había alegría en su rostro pálido, muy pálido.
En un momento sentí que su mano se apretaba muy fuerte a la mía, abrió sus ojos, antes vivaces, ahora tristes, llorosos.
Sus labios susurraron las palabras que siempre esperé pero jamás creí que llegaría a escuchar.
Muy suave, lentamente, me dijo: “Mi amor, gracias por todo lo que me diste, Te diré un secreto, te quiero, te amé como a nadie en este mundo, pero nunca me animé a contártelo, tuve miedo...de que no me amaras.
Hoy estrené un nuevo amor...¡qué bien me queda!
Desde mi casa veo la Luna. Desde la Luna, ¿veré mi casa?
Vivía en el sitio más bello del mundo, pero esperaba sus vacaciones para conocer otros lugares.
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